
Las PASO y el modelo agropecuario
Por Eduardo Soler. Este domingo las PASO inauguran la carrera presidencial. El candidato oficialista, Daniel Scioli, impulsa una nueva “revolución verde” como Monsanto. En la oposición, Mauricio Macri es él mismo un empresario del agronegocio y Elisa Carrió defiende el uso del agrotóxico glifosato. ¿Hay alternativas que cuestionen los desalojos, deforestación y contaminación del modelo sojero?’
La victoria de la Revolución Verde
“Hay que pensar que la relación de Scioli con el campo a nivel provincial no ha sido mala y ha tenido un acercamiento a las entidades distinto al del gobierno nacional”, así se refería el llamado “Rey de la Soja”, Gustavo Grobocopatel al actual candidato oficialista. Fue en el marco de un Seminario Internacional AgroIndustria y Desarrollo Sostenible organizado el año pasado por la Fundación DAR, dirigida por José Scioli, hermano de Daniel.
La visión de la Fundación DAR, que nuclea los equipos técnicos sciolistas, es la continuidad del modelo agroexportador actual: “El mundo nos ve como la región que generará los alimentos, granos y carnes destinados a satisfacer gran parte de la demanda durante los próximos 50 años, por lo que resulta crítico prepararnos tanto para aumentar exponencialmente su producción, como para la colocación de nuestros productos en los mercados internacionales”.
Incluso se afirma que “las economías deben basarse en el desarrollo sustentable, la bioeconomía, es una nueva revolución industrial verde”. El discurso de la “segunda revolución verde” es el que sostiene la corporación Monsanto, a través de sus semillas modificadas genéticamente. En nuestro país, el cultivo estrella es la soja resistente al agroquímico glifosato, aprobado durante la década menemista en la que Scioli apareció en la arena política.
Según consigna en sus declaraciones juradas, el patrimonio de Mauricio Macri es millonario. Buena parte viene por su participación en el grupo empresarial de la familia. Si bien sus inversiones están diversificadas, según publicó el diario La Nación hace un mes: “El 80% de su capital está invertido en sociedades agropecuarias”. En su momento, el mismo matutino consignó que el actual candidato “tiene participación en Yuto S.A., una compañía agroindustrial”.
Justamente, esta empresa fue denunciada por la organización Greenpeace en su informe “Desmontes S. A. Parte 2“, publicado en mayo de 2014. Allí se dice que la finca El Yuto “abarca unas 20.000 hectáreas; de las cuales fueron desmontadas cerca de 6.000, donde producen soja, poroto negro y granada”. En el mismo terreno, la empresa del Grupo Macri pidió desmontar 8.163 hectáreas con la posible afectación de siete comunidades campesino-indígenas.
Tal vez una de las mayores promotoras políticas del modelo sojero en los últimos años sea Elisa Carrió. Uno de sus lemas en campañas anteriores era “Dejar en Paz al Campo”, pero sin referirse a los desalojos sufridos por campesinos, sino a los productores nucleados en las entidades agropecuarias. Incluso este año fue por más, al desautorizar un proyecto presentado por la Senadora de su Partido (del tiempo del viejo ARI) Magdalena Odarda para prohibir el glifosato.
¿Alternativas al Modelo Monsanto?
Si bien se presenta como una alternativa a los dos candidatos con mayor rating en las encuestas, en este punto el pre-candidato Sergio Massa no representa un cambio en el posicionamiento. Incluso compite en su interna con Manuel de la Sota, gobernador de Córdoba, una de las provincias donde más avanzó el desmonte y la sojización. Ambos plantean un mecanismo por el cual se pueda descontar las exportaciones del impuesto a las ganancias.
En la plataforma de Progresistas, no se menciona en ningún momento la política sobre la soja transgénica. Sí se puede leer, que se intentará a mediano plazo: “Avanzar en un marco legal regulatorio que contemple franjas mínimas de protección sanitaria y ambiental para la prevención de contaminación en el uso y abuso de la utilización de plaguicida, agroquímicos y sustancias toxicas en general con impactos en el medio ambiente y la salud pública”.
Por su parte, Unidad Popular es uno de los partidos con representación parlamentaria que presentó en bloque un proyecto “para prohibir la importación, elaboración, formulación, comercialización, uso y aplicación del principio activo “glifosato” y sus productos formulados, con el fin de proteger la salud de la población”. El pre-candidato a Presidente, Víctor de Gennaro, plantea como principal medida “acabar con el hambre en Argentina”, distribuyendo alimentos, que no hace hoy el modelo de agronegocios.
En el MST, desde la Red EcoSocialista explicaban en una nota publicada hace un año: “Nuestra perspectiva es confluir en una gran campaña nacional y latinoamericana contra la Ley Monsanto y –también- contra la falsa ideología de la “coexistencia del agronegocio y la agricultura familiar”. Así critican la postura oficialista y de sus aliados. El pre-candidato del MST, Alejandro Bodart, llama a “una segunda y definitiva independencia” frente a corpoarciones como Monsanto.
En una línea similar, para los partidos del FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores), el eje está en la denuncia de la alianza entre el gobierno nacional y la corporación estadounidense Monsanto. Hasta la fecha, el discurso público de los pre-candidatos Altamira (PO) y Nicolás Del Caño (PTS) estuvo más centrado en el mundo urbano e industrial. La falta de énfasis en el debate sobre el modelo agropecuario, debe matizarse con la experiencia histórica de la alianza entre obreros y campesinos.