Se ha considerado que por muchos años que la alta sociedad norteamericana y europea ha estado relacionada con el depósito de marfil preciso para elaborar las bolas y otros objetos, desató una mortandad confusa de elefantes, en específico en Ceilán, donde, se mostró en aquel tiempo, más de 3.500 animales fueron azotados en tres años. Para el año 1863 un distribuidor de bolas de billar neoyorquino ofreció una fortuna a quien expusiera una buena alternativa. Y el fabricador John Wesley Hyatt aceptó el desafío.
Tras largos años trabajando con diferentes mezclas fallidas, para el año 1869 logró el primer material plástico fabricado en la historia llamado: el celuloide, una composición de celulosa, etanol y su componente estrella alcanfor que; sin embargo, al principio no implicó idónea para producir bolas de billar, agitó la industria del cine, la cual hasta el momento se surtía de otro material poco razonable a largo plazo como ha sido: los caparazones de tortugas.
Hyatt se encontraba orgulloso de su excelente invento y lo informaba desde su compañía como lo ha sido el petróleo, protegió a las ballenas de su fuerte extinción (se dejó de exterminar estos cetáceos para conseguir el aceite que se utilizaba como combustible para el uso de lámparas), el celuloide obviaría la muerte de tortugas y elefantes. Se consideró que el plástico de origen natural desarrollaron muchos más, totalmente sintéticos, la materia plástica fue el primero y casi inmortales. Hasta el momento, la mayor parte de esta materia prima se consigue a partir de compuestos orgánicos procedidos del refinado del petróleo. Por lo tanto, el Hyatt se subsistiría de piedra si actualmente pudiera distinguir uno de estos cocteles de plástico.
Microplásticos presentes en algunos cosméticos
Se ha considerado que está prohibido utilizar microplásticos en cosméticos. Igualmente, el capitán Charles Moore en el año 1997, cuando, subió a su buque Alguita, distinguió bajo el casco una acumulación tan exageradamente de residuos que dejo una alerta a la comunidad mundial. Si bien su existencia ya había sido anunciada por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica integrada por los Estados Unidos NOAA casi que 9 años antes, Moore fue el primer en estimar in situ ese tipo de «sopas».
Desde ese momento se ha dedicado a popularizar el inconveniente y a documentar la superficie de estas grandes zonas donde concurren los residuos formando enormes islas flotantes de pura basura compuestas por trozos de diferentes tamaños.
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