Con unos 50 años de trayectoria y uso del gas natural, este ha sido un recurso usado para generar electricidad. Actualmente, es considerado necesario para la transición energética.
El gas natural se ha usado para generar electricidad. Actualmente, este combustible de origen fósil es una fuente precisa para la transición energética.
Según XM, directora del mercado de energía mayorista, la central de generación de Colombia, informo el año pasado que el 86,27% de la energía generada procedió de recursos renovables y el 13,73% sobrante, de algunos recursos no renovables. Para las no renovables (combustibles fósiles), el más utilizado fue el gas, con alrededor de un 81.55%, similar a 23.29 GWh-día promedio, y en segunda posición, el carbón, con 17.62%, similar a 5.03 GWh-día promedio.
El protagonismo para el gas natural dentro del mercado de la electricidad se logra mantener, especialmente, en dos motivos: la primera es que los combustibles de origen fósiles es poco contaminante, con relación a las emisiones; y la segunda, es su rol fundamental para certificar la continuidad en el abastecimiento del servicio.
El gas es menos contaminante
El primer punto, De Oliveira, pedagogo asistente del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de los Andes, experto en temas técnicos, financieros y regulatorios de métodos energéticos, indica que: “el gas no debe estimarse como la energía limpia debido a que durante su combustión termina liberando dióxido de carbono. Pero es considerado como más limpio que otros tipos de combustibles fósiles, debido a que con la asistencia de la tecnología sus emisiones relacionadas son menores a las de otros recursos como el diesel y el carbón. Puede terminar siendo un 70% menos de contaminante que el carbón y es lo más favorable”.
De ahí que en el enlace actual de evolución a fuentes de energía limpias, para luchar contra el cambio climático y poder cumplir con los propósitos de reducción de los gases de efecto invernadero, se define que el gas natural sigue siendo interesante porque ayuda a avanzar progresivamente a la descarbonización de la economía.
De esta manera, el profesor De Oliveira inscribe que “en la forma en que se genera la electricidad, los generadores a reacción (las mismas que utilizan los grandes aviones) logran quemar gas para generar electricidad de manera muy eficaz y con pocas emisiones en relación con otras tecnologías como, por ejemplo, las fundamentadas en calderas y generadores a vapor. Esto indica que la cantidad de gramos de dióxido de carbono por cada kWh generado en una central térmica a gas es más limpia que la generada en la central térmica que trabaja con carbón”.
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