La propuesta ante un nuevo proyecto para contar con aguas y aires más limpios que posiblemente mejorara la salud de los humanos y evitar la contaminación ambiental, aumentara los precios de saneamientos, esto se hace para recuperar las aguas residuales, creando nuevos patrones para microcontaminantes y nuevas exigencias de estudio para microplásticos.
Las exigencias de tratamiento para este tipo de agua se desarrollarán a los municipios con menos de 1.000 habitantes. Para ayudar a operar las fuertes lluvias, las cuales se han hecho más frecuentes debido al cambio climático, existe la exigencia de establecer proyectos integrados para la gestión del agua en las localidades más grandes. Y de esta forma, basándose en la experiencia gran experiencia tras la pandemia del COVID-19, la Comisión plantea controlar metódicamente las aguas residuales para corroborar si hay varios virus, entre ellos el CoV-SARS-19, y su posible resistencia a los antimicrobianos aplicados.
Se exigirá a las naciones de la Unión Europea que garanticen el ingreso al saneamiento para todos, en especial para los grupos sensibles y marginados.
Microcontaminantes en las aguas residuales
Debido a que el 92% de los microcontaminantes dañinos que se hallan en las aguas residuales de la UE proceden de genéricos farmacéuticos y algunos cosméticos, una nueva política de responsabilidad aumentando por el productor, lo cual se le exigirá que los productores paguen un precio de su eliminación. Esto está en conformidad con el inicio de «quien contamina pagara el precio de ello» y además impulsará la investigación y la creación de productos libres de tóxicos, asimismo de hacer que la inversión del tratamiento para las aguas residuales sea más exacta y se consiga la contaminación cero.
Para el ejecutivo municipal encargado en el sector de las aguas residuales, cuenta con un importante potencial de producción de la energía renovable que no ha sido explotada, por ejemplo, de biogás. Se exigirá a las naciones de la UE que indaguen la contaminación industrial con el fin de hallar en su origen para incrementar las posibilidades de reutilización de barros y aguas residuales que serán bien tratadas, impidiendo la pérdida de unos buenos recursos. Las reglas sobre la recuperación de fósforo de los barros apoyarán su uso para producir fertilizantes, favoreciendo la producción de alimentos.
Se considera que los cambios incrementa los precios en un 3,8% (valorizándose a 3.800 millones de euros cada año desde 2040) en merced a más de 6.600 millones euros cada año, con una dependencia coste-beneficio que sea positiva en los países miembros.
Dejar una respuesta