La mayoría de las personas siente intereses diferentes, relacionados con múltiples zonas de atención. Y a esto favorecen las gestiones de clasificar la información recogida y registrada.
Existirá información de interés profesional, laboral, de negocios, personales y familiares. Desasosiegos educativos, algún hobby, metas y planes. Todos estos beneficios reducen el carácter de las actividades de clasificación.
Desde que la información recogida queda almacenada de forma ordenada y terminará siendo permanente, está lista para su práctica y uso en el tiempo conveniente. Se considera que el cerebro “principal” podrá “descansar” en la división que ha desarrollado lo que se conoce como “segundo cerebro”.
Cuando la práctica se establece, las gestiones de registro y clasificación se realizan simultáneamente y se mejora el tiempo invertido.
Disposición ante la información
La mayoría de las personas llevan actualmente una sofisticada computadora o dispositivo móvil en la palma de la mano. Como dispositivos que se encuentra “anclado” a un “segundo cerebro artificial”, por lo menos en expresiones ideales.
Aunque las personas solo usan estos dispositivos para actividades principales e irrelevantes, donde reposan los beneficios de un “segundo cerebro”, usándolo para maximizar su interés.
La evolución tecnológica ha permitido que se sobresalgan las conclusiones convencionales de peligro y espacio de almacenamiento. Actualmente, un dispositivo pequeño puede contar con un acceso a toda la noción humana en pocos segundos. El desafío no reside en la posibilidad, se basa en la capacidad de acceder sagazmente a todo lo que se encuentra disponible. Siendo parte del “segundo cerebro”.
En este actualizado mundo la información y los datos abunda, la gente que la gestiona adecuadamente consigue lo que el ser humano prehistórico consiguió cuando pudo almacenar conocimiento para la supervivencia en las labores agrícolas. Desde entonces fue preciso disponer de tiempo para coger o cazar su alimento. Logrando dedicarse a gestiones de clasificación social, evolución de sus herramientas de trabajo, refuerzo de jerarquías, atención, entre otros puntos, terminando una evolución cualitativa fundamental.
El resultado de un “segundo cerebro” es parecido al original, sin el afán de recolectar tanta información. Debido a que el poder de este órgano asombroso se centra en activar a las actividades que le son propias al ser humano (y que no consiguen afrontar desde dispositivos o sistemas informáticos), que llevaron a la evolución.
Se puede encontrar toda una “ingeniería” atrás de los afanes de la creación del “segundo cerebro”. Cada quien logra profundizar sus propios conocimientos al nivel que lo desee.
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