Los cruceros fluviales ya no son solo una opción de verano. También hay itinerarios para el invierno que permiten al turista vivir una experiencia sin par mientras conoce los canales, ciudades y ríos más navegables del mundo.
Junto a los cruceros fluviales más tradicionales, se pueden encontrar lugares más exóticos como Vietnam, Camboya, África, Canadá o Singapur. Navegar por el Adriático o el Mediterráneo es otra opción agradable. Es posible conocer lugares como Croacia, Montenegro, Chipre, Tierra Santa, Albania, Malta y Sicilia.
Las organizaciones y empresas navieras como Mi Crucero Fluvial que ofrecen estos maravillosos paseos con la mejor flota son los lugares donde buscar las vacaciones de ensueño. Estas son las ventajas de concretar un crucero fluvial en Navidad.
Variedad de destinos
La mayoría de las propuestas de cruceros fluviales proceden de Europa. Los principales protagonistas son los grandes ríos como el Danubio, el Sena, el Volga o el Rin.
También hay otros como el Guadiana, el Ródano, el Duero, el Saona, el Garona, el Guadalquivir, el Elba, el Loira, el Po y el Óder, así como algunos de los canales italianos, franceses o daneses en barcos más pequeños.
No solo se trata del viejo continente. Hay otros ríos en otros parajes que han sido objeto de sugerencias más ingeniosas, como el Zambeze, el Mekong en Vietnam, el Chobe y el lago Kariba en Zimbabue.
Los barcos fluviales pueden utilizarse para viajes por la costa debido a su pequeño calado. Así, un viaje por las islas y costas croatas y montenegrinas puede ser la mejor opción de vacaciones de Navidad.
Todo ventajas, sin inconvenientes
Un crucero fluvial es la manera más relajada y cómoda para conocer diversas culturas y estilos de vida. La experiencia de viajar por Europa y ver las diversas dinámicas en sus ciudades a orillas de sus ríos puede ser una experiencia seductora e inolvidable.
Todo es sencillo a bordo. Son unas verdaderas vacaciones en las que se pueden tomar las cosas con calma, visitar a los amigos, disfrutar del paisaje y descansar.
Prácticamente, no hay límite de equipaje y no hay que hacer y deshacer la maleta cada día. No hay de qué preocuparse por conseguir un asiento en un restaurante, por llegar rápido o a tiempo con las rutas de transporte, ni por la seguridad.
Ofrece todas las ventajas de un viaje planificado al tiempo que da al turista la libertad de planificar su propio itinerario.
Más íntimos
Mientras que en algunos de los grandes buques marítimos viajan más de 4 mil 500 pasajeros y casi otro tanto de tripulación o personal, los barcos que navegan por los grandes ríos solo llevan (como máximo) a unos 200 pasajeros.
El ambiente es más íntimo y cómodo, lo que hace más amena y fácil la interacción e intercambio con los demás pasajeros.
En los cruceros fluviales es fácil intimar con los demás, conocerse, compartir experiencias y participar en las diversas actividades que se ofrecen.
Por supuesto, cada uno elige lo que le gusta hacer, ya sea leer en cubierta, jugar a la petanca o hacer gimnasia en equipo.
Sin mareos
Como los ríos, por muy grandes que sean, rara vez tienen movimiento en el agua como las mareas del océano los mareos son considerablemente extraños.
Además, las embarcaciones que los recorren tienen poco calado, poca altura y son muy estables. Por ello, también es muy difícil marearse.
Los cruceros por el océano están a merced del agua y las mareas, que pueden ser muy impredecibles, aunque los barcos tengan fuertes estabilizadores.
Escala en varias ciudades y parajes
La mayoría de las paradas de un crucero fluvial se realizan en el corazón de las ciudades por las que se viaja. También es posible conocer lugares notables durante el trayecto como abadías, fortalezas y pueblos más pequeños.
No hay que esperar filas para los autobuses ni para el control de pasaportes para embarcar o desembarcar. Por ello, a menudo no es necesario contratar excursiones ni perder tiempo recorriendo largas distancias.
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