Los ambientes europeos son producto de la interacción humana, considerándose que desde hace milenios esto ha ido cambiando. No existen bosques que sobrelleven las estructuras anteriores a la visión del ser humano.
Nuestra presencia ha causado los actuales panoramas culturales donde las especies que los moran han ido adaptándose perfectamente. No se puede afrontar la reconstrucción de hábitats como si los seres humanos no existieran, obviando que debemos coexistir con otras especies. De hecho, uno de los principales inconvenientes a los que se afronta el medioambiente en Europa ha sido el abandono de los territorios rurales y la substitución de los beneficios familiares, PYMES, que son las que verdaderamente crean empleo y relación social en España, en asistencia de las de elaboración agroalimentaria intensa que daña los ecosistemas que nos rodean y dan trabajo a menos personas.
Existe un consentimiento claro en la sociedad científica sobre cómo el abandono agrario y la amplificación y densificación del bosque en esos lugares que antes se aprovechaban por medio de la agricultura, actividad forestal, y la ganadería, crean panoramas cada vez más homogéneos y sensibles al progreso del fuego. Para revertir esta realidad, se debe considerar iniciativas que admitan la recuperación de panoramas donde exista un mosaico de usos rodeados de cultivos herbáceos y leñosos, bosques, pastos y matorrales.
Esta organización funciona como “cortafuegos” natural mientras se crea una renta que apruebe la población que los defiende para vivir dignamente de esas acciones. Se determinan por crear alianzas entre la acción del bosque y el resto de usos campestres y que quienes obtienen su sustento de la ganadería y la agricultura que trabajen duro con los propietarios y administradores forestales para fundar territorios resilientes al fuego.
Se consideran que los montes que son rentables no tienen muchas posibilidades de quemarse, o lo hacen con poca intensidad, y menos rentabilidad, siendo el sinónimo de gestión activa del área y de personas habitando en él.
Desarrollar modelos de negocio sostenibles
Los montes que son beneficiosos y van más allá de contar con gestores públicos que pueden estar demostradas por el carácter igualmente público, indicando que esos montes nos suministran mejores espacios que evitan la quema, hay que desarrollar modelos de negocio sostenibles que ayuden a sus poblaciones coexistir dignamente de los servicios y bienes que producen.
El papel de las direcciones pasa por dejar en marcha las medidas de instigación y apoyo al patrimonio en lugares rurales que no se queden en las subvenciones sencillas, sino que encuentren un resultado transformador como: mejorar las reglas y motivar a la burguesía a enfrentarse a estos cambios para poder emprenden en lugares rurales.
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