Basado en el tema nutricional, el incremento de alimentos de origen animal marítimos podría contribuir en un 2,2% de energía, cerca de 13,7% de proteína, un8,6% de hierro, 8,2% de zinc, 16,8% calcio, 1,1% 27,8% de vitamina B12 y cerca de vitamina A. Inclusive en un contexto con un incremento moderado de la obtención global, la investigación indica que los alimentos marítimos podrían suministrar la dieta en un 186 % en ácidos grasos como en omega-3 DHA y EPA, con alrededor del 13 % más de vitamina B12, cerca de un 8 % en calcio, 4 % de hierro y 4 % en zinc.
En cuanto a la gestión del medioambiental de la elaboración de «alimentos azules», otra exposición paralela índica que los bivalvos, como los moluscos y las ostras, algas marinas derivadas de cultivo, generan menos emisiones que sus semejantes capturados.
Por lo tanto, todos estos beneficios podrían quedar prohibidos si se toma en cuenta el impacto del cambio climático, tal y como indica la experta Michelle Tigchelaar.
El cambio climático presume una amenaza importante para la pesca
Frente a un espacio de altas emisiones indican que la mayor parte de la pesca del África tropical, el sudeste asiático y América Central se encuentran frente a graves riesgos, sobre todo en los procedimientos de agua dulce, para la mitad de este siglo y para finales, la situación es aún más desorganizada en este contexto.
Se estima que para el 2100, los riesgos considerados para la acuicultura de agua dulce en un espacio de altas emisiones conseguirán el mismo nivel que los de los procedimientos de pesca de captura, por lo que todas las naciones desafían puntajes de riesgo ‘altos’ para la pesca de agua dulce y hasta para la acuicultura de agua dulce, indican los autores del estudio.
La solución para obviar una posible indisposición alimentaria se concentraría en minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de lograr un calentamiento medio con 2 grados Celsius, un valor inferior a otros datos anteriores, tal y como muestra el Acuerdo de París.
De ser así, los riesgos bajarían a “medio” para el 2050; sin embargo, advierten “que algunos impactos como el aumento del nivel mar lograrían empeorar la situación todo este siglo XXI, inclusive tomando medidas de remisión a corto plazo”.
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