Las investigaciones corroboran que la cadena alimentaria marina ha sido alterada y gran parte de ello depende del humano y está intensamente contaminado. Desde su origen, los microorganismos que forman el plancton marino consumen microplásticos, como igualmente sucede con los moluscos filtrantes, entre ellos tenemos los mejillones.
Igualmente, los peces de diferentes especies se han visto alimentándose con partes de plásticos. La ciencia hace pocos años ha dado inicio a una investigación que pretende estudiar y deducir este fenómeno del que se omite su resultado y la extensión del impacto en la salud en las personas y los animales.
Asimismo de la toxicidad conforme del plástico, suele verse como partículas flotantes, las cuales tienen una particularidad de almacenarse como contaminantes hidrófobos, como se ha visto en el DDT y PCB, funcionando como esponjas químicas de aquellos contaminantes peligrosos que terminan en el mar derivado de la industria y hasta la agricultura. El plástico por sí solo segrega toxicidad dejándolo en el agua de mar, las muestras obtenidas dedujo que el agua marina tienen bisfenol A, un agresivo disruptor endocrino y altamente cancerígeno usado en la producción de plásticos policarbonatos.
La contaminación marítima ha llegado a afectar cerca de 267 especies en todo el mundo, involucrando un 86% de las tortugas marinas, cerca del 44% de las aves marinas y un 43% en los mamíferos marinos, existiendo el peligro de poder estar siendo sobrepasando la gravedad de los riesgos acarreando a más víctimas mortales.
Ley sobre contaminación marina
Se puede decir teóricamente que la contaminación puede definirse de forma radical, la basura actual continuará devastando la vida acuática durante décadas. Pero la contribución de contaminación no dejará de incrementar año tras año, por lo tanto, el año 1972 se crearon leyes internacionales con el fin de impedir la contaminación impidiendo el esparcido de plásticos en los mares.
Desde 1978 se implantó un protocolo para evitar la contaminación de los barcos, los cuales son los responsables de una parte indigna de la contaminación, cerca de 79 países han confirmado dicha formalidad que impide verter plásticos al lecho marino, y que es generosamente ignorada por muchos entes importantes. Los barcos de uso comercial han sido los responsables de arrojar anualmente al mar cerca de 6,5 millones de toneladas de material plástico.
Aunque las flotas comerciales y las compañías pesqueras muestran no asumir ningún propósito de cumplir las leyes que evitan que los barcos contaminen más debido a que el almacenamiento de los desperdicios plásticos les cuesta mucho dinero. El mayor problema es la de pedir el cumplimiento de un código a lo largo de todos los océanos del mundo. La falta de conciencia sobre el inconveniente y falta de consideraciones por parte de los expertos del mar llevan a muy malos pronósticos.
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