El actual movimiento ‘slow water’ inducido por el arquitecto Kongjian Yu, que plantea cambiar el urbanismo para activar un servicio del agua en las ciudades que puedan respetar su flujo natural. Frente a la rigidez, apuesta por coincidir con la naturaleza desarrollando infraestructuras verdes que atraigan, calmen recolecten y reciclen las precipitaciones. Algo fundamental en esta fase del cambio climático, donde se han hecho presente las lluvias torrenciales e inundaciones
Sean activados las alarmas en todos los lugares del mundo: por lo que hay que gestionar bien el agua si no pretendemos sufrir su escasez. Igualmente, generar y pensar su manera de recogida. Las lluvias desde hace mucho tiempo ha sido consideradas beneficiosas y precisa, pero cada vez son más anormales, torrenciales y producen inundaciones. El colapso que causa esta agua sin control sobrelleva grandes pérdidas. Así que es preciso rediseñar nuestras ciudades para disminuir los daños y beneficiarnos durante el tiempo de sequía. Tomar en cuenta estos sistemas que permiten almacenar y recolectar el agua para que sea de gran beneficio para la escasez, cada vez más usual por el cambio climático, asimismo de controlar las inundaciones, es la ideología que está atrás del movimiento denominado slow wáter muchos lo llaman (agua lenta), donde se desea sacar el máximo rendimiento de las lluvias deseadas, pero a veces embravecerse y perdidas.
Slow water plantea domesticarse
Gracias a la civilización las ciudades se han llenado de pavimento frenando la filtración. Las calles actúan como barrancos, empujando todo sin freno a su paso, colapsando las alcantarillas. Los que habitan en las ciudades como Madrid, que por largos años ha presenciado cómo muchos de los lugares abiertos se han convertido en eso que se designa “plazas duras”. Las plantas y extensas tierras han sido suplantadas por azulejos o pavimento que no son porosos. Por tanto, es preciso invertir esta situación usando materiales porosos, asimismo de crear zonas urbanas con asfalto y vegetación que estas sean permeables capaces de acumular y filtrar la lluvia.
En el momento que Kongjian Yu recibió el Premio Sir Geoffrey Jellicoe en el 2020, otorgado por la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas, hizo énfasis en, Dong Yu (en la provincia de Zhejiang), donde un riachuelo y el río Wujiang se juntan y “los campesinos trabajaban sus cultivos, a través de los ritmos de la naturaleza adaptándose fácilmente a un cambio climático “impredecible”.
Indicando que muchas ciudades como esas por mucho tiempo ha desaparecido los beneficios de los ríos que fueron canalizados y los humedales que terminaron desecado, y planteó que había que volver a formalizar el territorio y el agua a la forma que lo hacían los campesinos.
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