El lince ibérico recobra nuevos espacios

Poco a poco son más las crías de lince que se arriesgan a través de la Península en busca de espacios donde ubicarse gracias a los programas de conservación que en este momento se concentran en nuevo desafío: salvar la diversidad genética por medio de la creación de poblaciones medias.

Si hay existe algo similar, un Houdini entre los tipos de lince ibérico (Linx pardina), sin duda es el Litio. Esta especie entusiasta al escapismo ha sido atrapada en dos oportunidades, en 2016 y 2018, en regiones muy lejanas a su lugar de origen y cría al sur de Portugal. Para 2016 se encontró en Huelva, ya tenía dos años de edad, y otros dos años después se encontró en Barcelona. En esa oportunidad recorrió 1.200 km solo, atravesando campos de cultivo, ciudades y autopistas, puntos aciagos para estos tipos de animales.

Kentaro es otro vencedor de las aventuras. Viajó a partir los Montes de Toledo hasta llegar a la provincia gallega de Ourense hace varios años. Antes de ser atropellado había transitado más de 3.000 km. Los cachorros se han visto en entornos cercanos a centros urbanos como Córdoba, Sevilla, Toledo (hace un año se encontró un ejemplar en una cementera), y otras ciudades, hace un par de semanas, en Albacete, los habitantes encontraron con un lince Quastellana hembra.

Buscan espacio para habitar

Sin embargo, es un animal que no se mueve de su lugar una vez que haya un lugar adecuado donde encuentre una abundancia de conejo y matorrales, la necesidad de hallar espacios donde asentarse libremente, llevan a los más jóvenes a una nueva aventura. Un hecho cada vez sea más usual ver linces alejados de estos lugares de cría es señal del éxito de los programas de subsistencia y reintroducción llevados en 20 años. En este momento, las poblaciones constantes de lince ibérico se hallan en Andújar-Cardeña, en Jaén, donde se cuentan 145 ejemplares.

En Castilla, entre los Montes de Toledo y parte de la Sierra Morena Oriental, se han contabilizado cerca de 84 linces. El estado de este felino, el más amenazador para el mundo, al cual ha variado mucho desde que se formalizó el primer censo. Para el 2002 aumentaron las alarmas en Europa tras las pruebas de fototrampeo que dedujo que solo quedaban 100 ejemplares de lince habitando en libertad específicamente en la Península Ibérica.

Para 2019 la última vez que se contaron ejemplares llego a 894 ejemplares. Ahora se encuentran muchos cachorros que los contados hace dos décadas. Para 2019 se contaron 250 cachorros nuevos, cosa eficiente para el mundo y su ecosistema.

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