Función de un árbol artificial que absorbe dióxido de carbono

Carlos Monroy es un biólogo de origen mexicano que dio vida a Biourban, un novedoso sistema que se encarga de absorber el dióxido de carbono similar a como lo hacen los árboles naturales. Este viene con unas especies de antenas y ha sido desarrollado para absorber de 40 y 60 toneladas de dióxido de carbono de forma anual.

Cada torre, cuyo diámetro no pasa los dos metros y que se encuentra dotado con filtros de microalgas, tiene la capacidad de absorber el CO₂ que alrededor de 369 árboles naturales lo hacen. Y no únicamente absorben gases de efecto invernadero, este novedoso sistema puede: limpiar y depurar el aire como lo hace un bosque, usando un solo dispositivo, porque en ciertas zonas urbanas, en ocasiones, no hay sitio para dar espacio a una reforestación semejante, explica el creador.

Funciona por antenas

Las torres son similares a una antena, contiene un recipiente que está expuesto a la luz solar, y dotado de un tanque, que ofrece la humedad superficial como para que las microalgas permanezcan estable durante su gestión de fotosíntesis. Esta humedad está intervenida, al igual que todos los sustentos reales que un alga necesita para desempeñar su función biológica, de esta forma Biourban necesita de mantenimiento prolongado, a través de ventanas temporales con intervalos de tres a los seis meses.

Su funcionamiento es redonda, gracias a que las algas tiene la capacidad de convertir el CO₂ en oxígeno y, al mismo tiempo, dejan residuos que logran transformarse en biomasa, que es usado como compost o una especie de biocombustibles.

Posiblemente por tan eficaz aprovechamiento de casi todos sus elementos, el modelo de Biourban resultó conocido, en 2015.

Una inversión rentable

Tras la nueva tecnología CCS (que se encarga de absorber CO₂) se indica que actualmente muchos investigadores y diseñadores se encuentran en la práctica para crear más diseños como este, y la adaptación a lo que es el cambio climático ha fomentado mucho más. Aunque los precios de este tipo de tecnología se han ido a procedimientos más marginales, tanto si se trata de la incautación de gases de fuentes directas como del CO₂ disuelto en el aire, lo que resulta inclusive más costoso.

El precio de la tecnología CCS hasta el momento es, indiscutible, por lo que la investigación de diferentes vías más factibles a la absorción de CO₂ de la atmósfera por la vía artificial se ha vuelto muy notable. Por lo tanto, las algas y hongos son una de las especies de flora de gran ayuda, gracias a su capacidad de incautación se revela que sea la posible fuente para la creación de nuevos diseños.

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