Glasgow, en Escocia, ha apreciado una significativa transformación como medio industrial pero bajo el desarrollo sostenible. Tras hospedar la COP26, sus jurisdicciones confían en conseguir la neutralidad climática para el año 2030 con una fuerte jugada por la asistencia público-privada.
Luego de años, Glasgow fue casi que contradictorias. Esta ciudad ubicada cerca del río Clyde es la más habitada de Escocia, con alrededor de 600.000 habitantes, tomando en cuenta su conurbación gracias a que su larga historia industrial: desde que en el tiempo victoriano esta urbe pasara a ser un centro mundial de navegación y astilleros, las grandes industrias fueron dando vida a Glasgow (Reino Unido) hasta hacer de ella una segunda ciudad importante para la isla, solo por después de su capital Londres.
Pero está inquieta actividad tuvo sus efectos en la ciudad, que ganó popularidad de territorio insalubre y contaminado principalmente tras la caída de la industria en el siglo XX, una dura verdad que multiplicó los inconvenientes sociales por el fuerte incremento del desempleo, tal y como plasman con prudencia novelas como Trainspotting, de Irvine Welsh o el largometraje de Ken Loach titulado Felices dieciséis.
De ciudad gris a un ambiente verde
Aunque la ciudad ha conseguido cambiar por completo su perfil en apenas diez años. Del gris de las industrias dejadas al verde de encantadores parques, Glasgow ha soportado una legítima transformación, ofreciendo una imagen hasta el punto de ser explorada en el 2020, terminando siendo como la mejor Ciudad Verde Global, título emitido por el Foro Global sobre Asentamientos Humanos un galardón apoyado por Naciones Unidas con el propósito de sobresalir en los avances importantes y prácticas valiosas para encontrar ciudades más verdes y sobre todo sostenibles. Asimismo, la ciudad también tiene el cuarto puesto en la Lista global de sostenibilidad de lugares que están promoviendo el turismo responsable.
Una transformación que expone en parte porque esta ciudad escocesa fue la distinguida por el Gobierno británico para albergar la decisiva COP26, encuentro internacional donde se debatirán propuestas, en gran parte se dedicaran a las esperanzas mundiales para conseguir una acción climática más esperanzada.
Glasgow ha minimizado sus emisiones de dióxido de carbono
A pesar de que desde el año 2006 la ciudad dio inicio a temas que verdaderamente preocuparon por su alto impacto climático, Glasgow ha minimizado sus emisiones de CO2 bajando hasta un 41%, superando con excesos el objetivo que se planteó de 30%.
Aunque se sigue abogando por una perspectiva integrada, en el que cualquier plan de sostenibilidad se hace tomando en cuenta a los ciudadanos, las compañías y las partes concernidas de Glasgow.
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