Una ciudad gris que paso a ser verde

De forma sorpresiva, Bilbao inició un procedimiento de reconversión en el que reemplazó su perfil gris y altamente contaminada por una completamente diferente y verde, haciendo de la sostenibilidad un momento de prosperidad. Esto fue gracias a un proyecto “sin programa” que ha hecho reinventar la ciudad hasta llegar ser todo un ejemplo a nivel internacional.

Bilbao ha soportado una reconversión de sostenibilidad que aún sigue ejecutándose

El progreso para cambiar el mundo ha dejado de ser una hipótesis únicamente biológica para, poéticamente, para esta ciudad ajustarse a una realidad administrada por los adelantos artificiales antropogénicas, que nos ha llevado a términos de “adaptarse o morir”.

Ejemplo de ello son las localidades, que con el paso del tiempo no han cesado de concentrar o eliminar componentes y edificaciones con el propósito de adaptarse a aquellas necesidades de las cual han habitado casi desde su origen como especie.

En el pasado la predisposición exigía a las ciudades a construir componentes defensivos para luego excluir en favor de un más espacio en el que se lograran construir mercados, almacenes y carreteras, hoy en día se inclinan más bien por concentrar los elementos necesarios que sacien el deseo de la sostenibilidad.

Adaptación intangible

Por todo el territorio español podemos hallar ciudades que han logrado adaptarse a esta nueva solicitud intangible, como Benidorm, aunque es muy poco lo que han hecho en un tiempo tan limitado y con resultados tan extraordinarios como se aprecia en Bilbao.

La capital del departamento de Vizcaya se desarrolló en el siglo XIV, usando a la desembocadura del Nervión como componente vertebrador de desarrollo y base de su futura transformación hacia una localidad mercantil en el siglo XVI. Sin embargo, su gran transformación fue presente en la Revolución Industrial y con la cada vez mayor compite por el sector siderúrgico como centro económico de la ciudad.

Muchas de las fábricas se vieron obligadas a cerrar tras la crisis

Esa iniciativa trajo prosperidad a la económica por unos 100 años, al final les pasó una gran factura tras la presencia de la segunda crisis del petróleo en 1970, que daño las base de la industria siderúrgica en el territorio vasco.

Haciendo que las fábricas cerraran, dejando con el paso de los años una decoración predilecta en tonos grises con vías férreas abandonadas y una contaminación y fetidez horrible tras el cese de la actividad, pero esa ruina hoy en día dio paso a un mundo más verde para ayudar a salvar el mundo de la contaminación ambiental.

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